Canal Nostalgia: Episodio I

Mientras mis compañeros del partido en Madrid se estaban manifestando a favor de la libertad de expresión para todos los partidos políticos en las cercanías de IFEMA, donde iba a tener lugar el debate entre Zapatero y Rajoy, y al que acudió el cabeza de lista al Congreso por Zaragoza, Javier Carroquino, durante casi dos horas hemos vivido un debate que se ha centrado principalmente en la nostalgia: ¿qué hizo usted en tales años cuando ocupaba el cargo X? ¿por qué hace un tiempo usted tomó tal decisión?

Sin duda, tenemos a los políticos que nos merecemos, cuya piedra de toque han sido los problemas y oportunidades que quedaron en la memoria. Y digo yo, ¿y a mí qué más me da lo que ocurrió en el pasado, si mi voto para el 9 de marzo será para el futuro? ¿realmente han realizado alguna propuesta seria sobre algún tema? ¿por qué esos que seguramente nos gobiernen (no con mi voto, evidentemente) no han recogido los balones que les han lanzado desde el lado contrario?

Desde el inicio, uno y otro se han manejado con datos de empleo y no han querido entrar en pozo enfangado, sabiendo que el poder adquisitivo se ha reducido increíblemente para el sector más desfavorecido de la sociedad: los jóvenes. En materia económica y de empleo los grandes datos no sirven de nada a alguien que acaba de quedarse en el paro (gracias a la inestabilidad laboral, una de las más altas de Europa) o que no consigue llegar con garantías (sin hacer demasiado alarde de lujos) a final de mes.

En materia de políticas sociales, citando palabras de Rosa Díez en su mitin de diciembre, al PSOE se le han ido cayendo las siglas, sobre todo la de Socialista, mientras que los populares no evitaron en su momento las desigualdades sociales, y en la actualidad, salta a la vista los que son ciudadanos de primera, y los que somos ciudadanos de segunda (lo siento, pero debo incluirme en este segundo grupo).

Si han hablado de política exterior y de seguridad, el debate ha sido un continuo recuerdo de datos pasados que no han contribuido en nada a definir ninguna posición frente a estos aspectos, centrándose en temas de inmigración en los que, unos primero, y los otros después, han descuidado enormemente.

Respecto a la política institucional, no han querido hablar de la Reforma de la Constitución, y su debate sobre Estatut y Estatuto, es decir, sobre un modelo autonómico que ha rebasado un nivel de desigualdad para las Comunidades Autónomas, las frases se han perdido entre acusaciones mutuas de temas en muchos casos ya superados, y que deben avanzar hacia lo que propone UPyD en su programa.

Finalmente, entre los retos del futuro, y sobre todo teniendo contacto con el actual sistema de investigación y desarrollo, ambos se han centrado sobre grandes cifras, pero no sobre las condiciones laborales de esos 40.000 investigadores, ni del porcentaje que se dedica a inversión en I+D militar (les aseguro que duplica con creces a los proyectos de investigación de carácter civil).

Si este bloggero se decidiera por un ganador, éste sería no sería ninguno, aunque Rajoy, y no por contenido de su programa, que en muchos aspectos es nefasto y continuista, ha sacado a relucir una realidad que no es tan de color de rosa como muestran los datos macroeconómicos, sino de un negro grisáceo que sufren día a día los ciudadanos en materia educativa, económica, social, de igualdad, de derechos, o laboralmente. Si debemos esperar que cualquiera de estos dos nos gobierne en la siguiente legislatura con mayoría absoluta, yo no tendré ninguna duda en hacer las maletas y emigrar a cualquier otro país del entorno, porque ninguno de los dos ha dado ninguna solución a la situación de nuestra España actual.

Por todo esto, y mucho más, creo que los ciudadanos se merecen esa tercera España que defendía el otro día mi compañero Pablo Ochoa, donde el debate se produzca en dos vertientes: por un lado, en temas de ámbito nacional, como la Reforma de la Constitución, la Regeneración Democrática, la separación de los poderes legislativo, ejecutivo, y sobre todo judicial, la Reforma del Senado para constituir una cámara verdadera de representación autonómica, y la elección libre de la religión a practicar, manteniendo un estado laico. Por otro lado, con temas más cercanos al ciudadano, destacando la recuperación de las competencias de educación y sanidad, para garantizar la igualdad independientemente de la Comunidad Autónoma donde vivamos, una tributación más adecuada a los niveles de renta, a través del IRPF, la reforma del mercado de trabajo que garantice a los trabajadores los niveles de seguridad, estabilidad y protección necesarios, mayor atención a la Educación, tanto en Educación Primaria, como en Secundaria, Universidades y Formación Profesional, inversión en investigadores, esos que se fugaron tiempo atrás y que rehuyen volver, mejora de las autovías, en nuestro caso, la A-2, la A-68 (incluyendo el desdoblamiento de la N-232), mejora de las infraestructuras interpirenáicas, incluyendo el túnel de Canfranc por autovía y tren, el apoyo directo a las familias, la mejora del sistema de pensiones, y garantizar el acceso a la vivienda a través del alquiler.

Por todo ello, el 9 de marzo, vota Unión, Progreso y Democracia, el partido de Rosa Díez, cuyas propuestas del programa político miran hacia el futuro, y no al pasado, como este par de individuos con los que perdí anoche dos horas.