Leyendo la prensa diaria, me he encontrado con la siguiente noticia:
Los alquileres de los pisos en Zaragoza se disparan ante la llegada de la Expo
* Un apartamento puede costar desde 150 euros por día, hasta 1.000 euros por semana.
* Aumenta la demanda de trabajadores de la muestra que solicitan vivienda para 4 ó 5 meses.
Sin embargo, cuanto más lo pienso, más desanimado me encuentro con el estado de la ciudad de Zaragoza y su entorno a partir de septiembre. ¿Qué plan tiene previsto el Gobierno central para las instalaciones de la Expo? ¿Qué se va a hacer con las DECENAS DE MILES DE TRABAJADORES que en la actualidad están trabajando para la Expo? ¿Qué pasará con las miles de viviendas que quedarán libres post-Expo?
Quien piense que muchas de las personas van a mantener su arraigo a las tierras aragonesas están absolutamente confundidas. La Expo es una obra faraónica (el faraón en este caso es el Señor Belloch) que está construida para un periodo de disfrute directo de los visitantes para tres meses.
Al igual que sucedió en la Expo universal de Sevilla, Zaragoza está expuesta a sufrir graves pérdidas del dinero público por un capricho de montar una Exposición que ni siquiera es Universal, sino Internacional. En breves fechas conoceremos de a cuánto se traduce esta obra. Amén de la destrucción de empleo basada en los servicios, graves pérdidas para el comercio al por menor, posible deslocalización de empresas de ámbito internacional, grave caída post-Expo de la calidad, cualificación y productividad en el empleo, ...
Pero vayamos a la fuente del porqué se puede llegar a esta situación, y lo resumiría en una palabra: improvisación. Improvisación en las propias obras, donde a menos de 6 meses para abrirse el recinto Expo, aún estamos con turnos de 24 horas para llegar a tiempo. Improvisación porque miles de trabajadores irán a engordar las listas del paro a finales de septiembre. Improvisación porque se han cometido los mismos errores que en el pasado en Sevilla, y el recinto Expo no tiene un dueño claro (ni Universidad, ni empresas se han interesado fuertemente en comprar los pabellones Expo). Improvisación en la opacidad de proporcionar datos reales del montante que nos cuesta de nuestros bolsillos la Expo. Improvisación en la propia venta de las entradas y abonos, que hará que las pernoctaciones coincidan con los pases de tres días. Improvisación en no disponer de plazas adecuadas para una Exposición Internacional, creando una burbuja de precios en todo lo que rodea a la Expo.
Por ello, y por mucho más, Sí a la Expo, pero no de manera improvisada. Seamos críticos y desde la racionalidad pensemos más allá de unas elecciones o de un mandato. Pensemos en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, y pensemos que es posible hacerlo de manera racional. Carlos Martinez Gorriarán, Rosa Díez, Fernando Savater estarán de acuerdo con esta posición, porque en el programa político vamos a demostrar que, sin apenas bagaje político, las cosas se pueden hacer desde una racionalidad y un razonamiento crítico. Y NO BASAREMOS NUESTRO DISCURSO POLÍTICO DESDE LA VISCERALIDAD NI EL ENFRENTAMIENTO DIALÉCTICO (gracias a nuestros grandes pensadores como Savater o Pombo, cualquier enfrentamiento dialéctico saldría con una victoria magenta), sino proponiendo un programa político que es real, que tiene contenido y no únicamente grandes titulares, y que desde el punto de partida de que todo es mejorable, trataremos de trasladárselo a la ciudadanía.
Por eso, Unión, Progreso y Democracia proporciona una alternativa real a la actual situación política, porque es el único partido que propone políticas racionales y no ofertas, descuentos y promesas que tienen visos de no cumplirse a partir del 10 de marzo. Si no, comprueben por ejemplo, el programa político del PSOE para las elecciones generales del año 2004.
Buenos días.